Desde principios de
los años 90, un movimiento agricultor se ha difundido en Cuba, colocando a su
capital de 2.2 millones de habitantes en el camino hacia la sustentabilidad. Un
pequeño grupo de australianos ayudaron a este esfuerzo popular, viniendo a este
país caribeño en 1993 a enseñarpermacultura, un sistema basado en agricultura
sustentable que usa mucho menos energía que la común.
Esta necesidad de traer
la agricultura a la ciudad empezó con la caída de la Unión Soviética; Cuba
perdió más del 50 por ciento de sus importaciones de petróleo, gran parte de
sus alimentos y el 85 por ciento de su economía de comercio. El transporte
paró, se agudizó el hambre y el habitante cubano promedio perdió 15 kilos.
«En realidad, cuando
todo esto empezó era una necesidad. La gente tuvo que comenzar a cultivar
verduras donde podía» , dijo un guía de turismo al equipo de documentalistas
que filmó en 2004 como Cuba sobrevivió con menos petróleo de lo normal. Los
documentalistas incluyeron al staff de “The Community Solution”, una
organización sin fines de lucro en Yellow Springs Ohio que enseña sobre elpeak
oil – el punto en que la producción mundial de petróleo alcanzará un máximo
histórico seguido de un declive irreversible. Algunos analistas creen que esto
puede ocurrir en ésta década, haciendo de Cuba un modelo a seguir.
«Queríamos captar el
elemento que hay en los cubanos y su cultura, que les permitió sobreponerse a
esta difícil situación,» dijo Pat Murphy, director de Community Solution. «Cuba
tiene mucho que mostrar al mundo en cómo sobrellevar la adversidad energética.»
La escasez de
reservas petroleras no solo han transformado la agricultura cubana. El país ha
incursionado en energía renovable a pequeña escala y ha desarrollado un sistema
de transporte colectivo ahorrador de energía, manteniendo al mismo tiempo su
sistema de salud provisto por el gobierno cuyo enfoque médico preventivo y
local mantiene escasos recursos.
En Cuba, el periodo
que siguió al colapso soviético es conocido como el Período Especial. El país
perdió 85 por ciento de su mercado de exportación y sus importaciones cayeron
en otro 80 por ciento. El producto interno bruto se desplomó en más de un
tercio. «Imagina que un avión pierde su motor repentinamente. En realidad fue
un choque» dijo Jorge Mario, un economista cubano, al equipo documentalista. Un
golpe que puso a Cuba en estado de choque. Ocurrían colapsos frecuentes en la
planta de energía que funcionaba con petróleo, hasta 16 horas al día. La
ingesta calórica de los cubanos cayó un tercio.
De acuerdo con un
reporte de la Oxfam, una agencia internacional para el desarrollo, «en las
ciudades, los autobuses dejaron de funcionar, los generadores pararon de
producir electricidad, las fábricas se volvieron silenciosas como cementerios.
Encontrar la forma de obtener el pan para cada día se volvió la prioridad para
muchos, si no es que la mayoría de los cubanos.» Esto es debido en parte al embargo
estadounidense, pero también a la pérdida de un mercado internacional. Cuba no
pudo obtener suficientes alimentos importados. Además, sin un substituto de
agricultura a grande escala basada en combustibles fósiles, la producción
agrícola cayó drásticamente.
Entonces los cubanos
comenzaron a sembrar productos orgánicos locales fuera de la pura necesidad,
desarrollaron bio-pesticidas y bio-fertilizantes como sustitutos de
petroquímicos e incorporaron más frutas y verduras a sus dietas. Como no podían
llenar los tanques de sus automóviles viejos, caminaron, usaron bicicletas,
manejaron autobuses y usaron carretas. «Hay un infinidad de pequeñas
soluciones», dice Roberto Sánchez de la Fundación para la Naturaleza y
Humanidad en Cuba, «las crisis, cambios o problemas provocan muchas cosas como
éstas, las cuales son básicamente adaptativas. Nos estamos adaptando».
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